La autonomía es la capacidad de una persona para actuar de manera independiente y tomar decisiones por sí misma. En el contexto de la juventud, el proceso de adquirir autonomía implica desarrollar habilidades y competencias que permitan tomar decisiones informadas y responsables, así como asumir responsabilidades y consecuencias por sus acciones.
A medida que los jóvenes van adquiriendo experiencia y madurez, es importante que se les permita tener cierta autonomía en áreas como la toma de decisiones sobre sus pasatiempos, su tiempo libre, sus relaciones interpersonales y su salud. Esto puede ser un desafío para los padres y formadores, quienes debemos encontrar un equilibrio entre fomentar la autonomía y asegurarnos de que los jóvenes estén seguros y protegidos.
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Es importante resaltar que la autonomía no significa que los adolescentes deban hacer todo por sí mismos sin ninguna orientación o guía, tampoco significa hacer todo lo que uno quiere sin considerar las consecuencias.
Como padres y formadores es recomendable construir espacios en los que nuestros hijos se sientan libres e independientes pero a su vez, conozcan los límites y los efectos de sus acciones. Si como papás les enseñamos a diferenciar la libertad del libertinaje, nos ahorraremos muchos dolores de cabeza y menos visitas a la dirección general.
En la Prepa del Instituto Oriente Querétaro trabajamos con los alumnos para fortalecer de manera disciplinada la libertad y la autonomía, sin embargo, esta tarea no termina en el colegio, es indispensable que en casa se siga trabajando con la finalidad de que los jóvenes no sientan que los adultos estorbamos y les imponemos, para que de esta manera, podamos mantener la cercanía y la confianza con ellos.
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A continuación te compartimos 5 consejos prácticos trabajar eficazmente el desarrollo de la libertad y la autonomía con tus hijos/as:
- Establecer normas y límites. Sabemos que pueden producir rechazo en muchas ocasiones, pero éstas desaparecerán en medida que los límites y las normas se integren de manera natural y cotidiana.
- Ser claros. Nuestros hijos no saben leer la mente, así que tenemos que expresar lo que esperamos de ellos de manera clara y sin rodeos.
- Ayudarles a tomar decisiones. Sabemos que la etapa de la preparatoria, les da cierta libertad para decidir a qué escuela asistir, qué amigos tener, hasta cómo comportarse, sin embargo, no es conveniente dejarlos completamente solos ni darles toda la responsabilidad. Es importante hablar con ellos, ayudarles a analizar qué es lo mejor, qué les conviene, y conversar juntos los diferentes puntos de vista.
- Enseñarles a valerse por sí mismos y que se enfrenten a diversas situaciones, también les ayudará a tener una libertad responsable, a salir de los problemas y si no pueden solos, siempre buscarán a sus padres para sentirse apoyados. Es importante estar disponibles para mostrar apoyo cuando sea necesario.
- Valorar sus esfuerzos. Por pequeño que sea sus logros, al ser reconocidos y valorados, los jóvenes se sentirán motivados y se harán más responsables, pero sobre todo les ayudaremos a fortalecer su autoestima. Hablar con ellos del fracaso también es importante, darles herramientas para levantarse, sacudirse y volver a intentarlo las veces que sean necesarias para triunfar. Llenemos su alma y corazón de confianza en ellos mismos.
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El ejemplo de los adultos que formamos parte de la vida de los jóvenes es fundamental, por eso les recomendamos que, como padres, proyecten una imagen positiva con sus hijos y sobre todo platiquen mucho con ellos, un joven escuchado en casa y que tiene un lugar muy bien definido en la familia, será un individuo sano emocionalmente, con expectativas claras y positivas para su vida, pero sobre todo será un hijo que no se querrá alejar de su familia y su entorno.
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Fuentes:
https://blog.rogers.edu.m
https://www.hacerfamilia.com/
https://www.redcenit.com/
